Supuesta compra de aviones F-16 a Israel fue el señuelo que se entregó a Ariza para confirmar que la Fuerza Aérea Chilena lo había captado.

Por Pablo O'Brien. Con la detención del suboficial de la Fuerza Aérea Peruana (FAP), Víctor Ariza, el 30 de octubre último culminó una operación de contrainteligencia que duró más de dos años. Pacientemente ejecutada, esta acción, como hoy se sabe, arrojó el ingrato resultado de confirmar que uno de los más ranqueados agentes de inteligencia aérea espiaba para Chile.

Según fuentes de la FAP a las que tuvo acceso ROCOTO, en el 2007, un colega de Ariza detectó los excesivos gastos de este suboficial y descubrió que recibía extrañas transacciones de altas sumas de dinero. Dicho hallazgo fue inmediatamente comunicado a sus superiores. Como una señal de la seriedad en que se tomó este hecho, se le ordenó al avionero que reportó los sospechosos indicios que se presente ante su comando en Lima para que detalle pormenorizadamente lo que había encontrado.

Por esos días, Ariza quien había servido durante el 2005 y 2006 en el Ala Aérea Número 5 (con cede en Iquitos), acaba de ser destacado a la estratégica sección de Planes de la Dirección de Inteligencia de la FAP (DIFAP). Tal posición le permitía acceder a información sumamente sensible para la seguridad nacional.

Alarmados por las evidencias que se reunieron contra el presunto espía, el comando de inteligencia decidió apartarlo de su puesto inmediatamente. Se creó entonces un supuesto plan para detectar una serie de irregularidades en una dependencia de la Fuerza Aérea (la cual se nos pidió no revelar). A esta operación simulada fue asignado a Ariza junto a otro suboficial que tenía la misión de vigilarlo.

Al finalizar el 2007, se decidió trasladar a Ariza a la Base Aérea de Pisco. Allí se le puso bajo las órdenes de un oficial sumamente experimentado en labores de espionaje y captación de colaboradores (su rango y nombre no serán revelados por solicitud de las fuentes). Hacia finales de ese año, se había reunido evidencia suficiente como para establecer que el suboficial espiaba para Chile.

El cebo que mordió la FACH

Según las fuentes, fue en ese momento que se decidió destacar a Ariza nuevamente en la sección Planes de la DIFAP para sembrarle un cebo que determine si la información a la que accedía era recibida y procesada por la Fuerza Aérea Chilena (FACH).

Dado que el hoy detenido suboficial era un experimentado hombre de inteligencia, se preparó con sumo cuidado documentación con un alto grado de verosimilitud. Los planes Maldonado y Quiñones (elaborados para definir la repotenciación de nuestra flota de combate) fueron modificados deliberadamente. Se les agregó falsamente, que el Perú había aceptado la propuesta del gobierno israelí de vendernos 24 aviones F-16 repotenciados para de esa manera equilibrar la ventaja aérea chilena.

Incluso se indicó que, el Congreso Norteamericano (dada las buenas relaciones con ese gobierno luego de la firma del Tratado de Libre Comercio), ya había autorizado la venta de los aviones. La presencia de instructores israelís en el país, le dieron visos de verdad al plan.

La comprobación de que este cebo había sido mordido por el alto mando de la FACH, se produjo los primeros días de octubre último durante la Reunión Bilateral de Directores de Inteligencia de la Fuerza Aérea Peruana y Chilena producida en Santiago (7 octubre). A este encuentro, en el que ambas instituciones exponen sobre diversos temas y operaciones efectuadas los últimos años, asistió por la FAP el Mayor General, Nicanor Asín y dos mayores y por Chile, el general de brigada aérea (A) Alberto Silva Aguayo y otros oficiales.

Como es usual en estos eventos, la FAP solicitó que se le informe y exponga sobre los alcances de la operación Salitre 2009. La FACH, en cambio, pidió que se le explicara en qué consistió el Ejercicio Aéreo Perú-EEUU (Operación Halcón-Condor) efectuada en el 2007. Cómo se recordará en el verano del 2007, los pilotos de la Fuerza Aérea Peruana y norteamericana, se enfrentaron en una batalla aérea simulada frente a Chiclayo y Lima empleando MIG-29 y F-16 respectivamente.

Lo que sorprendió a los oficiales peruanos fue que luego de su exposición las preguntas se centraron sobre los F-16 y su desempeño. El tipo de preguntas y su insistencia sobre los F-16 y la omisión casi absoluta sobre los MIG y Mirage 2000 que están siendo repotenciados, habría sido la prueba que necesitaba la DIFAP para confirmar que la información que se le “sembró” a Ariza llegó a la inteligencia de la FACH.

A su retorno en Lima, se analizó la situación y se concluyó que esta era una operación de espionaje montada por la FACH. La suerte del suboficial estaba echada. Se decidió reunir las pruebas para denunciarlo por traición a la patria. Así se hizo y el 30 de octubre se ordenó su detención.

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